1.- Análisis Cristiano de la Realidad Social

 Análisis Cristiano de la Realidad Social

Hacerse cargo de la realidad
El primer paso para un análisis cristiano de la realidad social es percibir la realidad tal cual es, no como nosotros imaginamos que debería ser. A esta percepción ''neutra'' de la realidad es ''hacerse cargo de la realidad''.

1.- Hacerse cargo, cargar y encargarse de la realidad

El ser humano está inmerso en la realidad, como hacerse cargo de esta. La realidad exige a las personas un compromiso ético: cargar con ella. Por ultimo encargarse de la realidad, en este caso comprender la realidad que nos rodea, no es un acto solo intelectual, no solo pretende tanto comprender el mundo sino, transformarlo.
Inteligencia, compasión y servicio componen así el triángulo de todo acercamiento honrado a la realidad.

2.- Ver, Comprender, Liberar

No es lo mismo ver que comprender lo que se ve. En el relato del Éxodo, Dios se fija en los israelitas y ''comprende'' su situación (Éx 2,25). Basándonos en el texto bíblico, la mirada de Dios comprende que los israelitas son esclavos y sufren bajo opresión del faraón. 
La lectura que Dios hace del mundo como una realidad injusta en las que existen opresores y oprimidos se mantendrá como una constante en la lectura cristiana de la realidad social. Todo acercamiento honrado a la realidad acaba encontrándose con una injusticia estructural a la que habrá que responder. Dios vio, comprendió y liberó.

3.- Ir a la raíz de los males

''Pecado'' y ''Estructuras de pecado'' son categorías que no se aplican a situaciones del mundo contemporáneo. Sin embargo, no se puede llegar fácilmente a una comprensión de la realidad que tenemos. Podemos hablar del ''Egoísmo'' y ''Estrechez de miras'', cada una de estas calificaciones percibe una resonancia de carácter ético-moral. La condición del hombre es tal que resulta difícil analizar las acciones y omisiones de las personas. Esta valoración de por sí es positiva, si se funda en la fe en Dios y su ley, que ordena el bien y prohíbe el mal. 
Dios ''rico en misericordia'', ''Redentor del hombre'', ''Señor y dador de vida'', exige de los hombre actitudes precisas que se expresan también en acciones u omisiones ante el prójimo.

Cargar con la realidad

Los estudios antropológicos insisten en la neutralidad con respecto al grupo humano observado. Cuando la realidad observada se manifiesta en forma de estructuras sociales injustas, no se puede ser neutral. La misericordia es la reacción espontánea ante el sufrimiento ajeno. Ante el dolor hay que tomar partido.

1.- Ser Iglesia del ''Buen Samaritano''

El buen samaritano es el modelo de atención a todas las necesidades humanas. La Iglesia tiene como misión evangelizar y por otra parte la acción de justicia y las tareas de promoción del hombre. En la enseñanza de Jesús, el buen samaritano es propuesto como modelo de compromiso solidario.
Haciendo referencia a la Iglesia en el Ecuador vuelve su mirada en los pobres y sectores vulnerables de nuestra sociedad como: los excluidos, los endeudados, los migrantes y desplazados, los enfermos y los ancianos, los discapacitados y los encarcelados, las mujeres y los niños, los grupos sociales y étnicos más desprotegidos. 
Encargarse de la realidad
El siglo XXI se encuentra con una humanidad herida por enfermedades muy graves. La más dolorosa de estas enfermedades es, sin duda, la pobreza que vamos transmitiendo de generación en gene- ración y que afecta a millones de personas. Esta visión del mundo nos llama a la acción, a participar en la lucha de la humanidad, aquí y ahora, en la Tierra, con el hombre y para el hombre, ¡Manos a la obra!
No podemos esperar a que las grandes actuaciones a nivel global arreglen el mundo. Los ciudadanos tene- mos que intervenir. Porque las acciones pequeñas suman una grande. En realidad, codo el trabajo de los hombres y las mujeres ordinarios puede curar las heridas de la sociedad.
Cuando veo un hombre muriéndose, siento el mismo dolor que él tiene. Es la vida misma que se estremece. La causa de mi dolor por otro es la compasión, palabra que justifica la intercomunicación de las penas y las alegrías entre los hombres Pero la raíz de esta compasión es mucho más profunda, y es origen, su vez, del impulso innato que tenemos los seres humanos de ayudar que sufre.
Tenemos que llevar a cabo la revolución silenciosa de la hermandad que el amor fraterno, la solidaridad viva, la acción buena se infiltren por todas triunfe en la luz, la bondad, la grandeza del ser humano.
Leer los ''Signos de los Tiempos''
Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón. La comunidad cristiana está integrada por hombres que, reunidos en Cristo, son guiados por el Espíritu Santo en su peregrinar hacia el reino del Padre y han recibido la buena nueva de la salvación para comunicarla a rodos. La Iglesia por ello se siente íntima y realmente solidaria del género humano y de su historia.




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